lunes, 25 de agosto de 2025

Los Paradigmas De La Investigación Científica

Los Paradigmas De La Investigación Científica


Critian Beltrán Barrero


Resumen


Los paradigmas de la investigación científica —positivismo, postpositivismo, teoría crítica y constructivismo— constituyen los fundamentos filosóficos que orientan el proceso investigativo. Conocer y adoptar un paradigma permite al investigador definir claramente la naturaleza de la realidad, su relación con el fenómeno estudiado y la metodología adecuada para responder a las preguntas de investigación. En este ensayo reviso estos paradigmas, analizándolos desde los enfoques cuantitativo y cualitativo, y destaco sus diferencias ontológicas, epistemológicas y metodológicas. Concluyo que cada paradigma ofrece una perspectiva única que guía la producción de conocimiento, con implicaciones prácticas para la investigación científica.


Palabras clave: investigación científica, paradigmas, positivismo, postpositivismo, teoría crítica, constructivismo.


Introducción


La investigación científica requiere un marco paradigmático que guíe al investigador en la comprensión del fenómeno estudiado, desde su concepción de la realidad hasta la elección de métodos. Según Guba y Lincoln (1994), un paradigma es un sistema de creencias que define la visión del mundo, el rol del investigador y las relaciones posibles con lo que se considera real. En este ensayo hago una revisión crítica de los paradigmas positivista, postpositivista, crítico y constructivista. Abordo sus fundamentos filosóficos, respondiendo a tres preguntas clave: 


  1. Ontológica: ¿cuál es la naturaleza de la realidad?

  2. Epistemológica: ¿cuál es la relación entre el conocedor y lo conocido? 

  3. Metodológica: ¿De que forma puede el investigador generar conocimiento? Además, se analiza su relación con los enfoques cuantitativo y cualitativo, destacando su relevancia práctica.


Conceptualización de los paradigmas


Un paradigma, según Kuhn (1962), es un conjunto de suposiciones interrelacionadas que orientan la interpretación del mundo y las prácticas científicas dentro de una disciplina. Para Patton (1990), actúa como una lente que define lo que es legítimo y válido en la investigación, influyendo en la formulación de preguntas y la elección de métodos. En las ciencias sociales, esta conceptualización se complica por la dualidad histórica entre perspectivas físicas y espirituales, que ha dado lugar a los enfoques cuantitativo y cualitativo (Medina, 2001). A continuación, describo los cuatro paradigmas principales, sus respuestas a las preguntas fundamentales y su relación con estos enfoques.


1. Positivismo


Origen y características: Iniciado por Augusto Comte en el siglo XIX, el positivismo, descrito como cuantitativo, empírico-analítico y racionalista (Ricoy, 2006), busca explicar fenómenos mediante leyes generales, aplicando métodos de las ciencias naturales a las ciencias sociales. Su objetivo es verificar hipótesis a través de datos cuantificables, asumiendo que solo lo observable y medible es válido (Cuenya & Ruetti, 2010).


  1. Ontología: Realismo ingenuo. La realidad es objetiva, absoluta y completamente aprehensible, regida por leyes naturales universales (Field, 2009).

  2. Epistemología: Dualista y objetivista. El investigador y el objeto de estudio son independientes, y cualquier interacción debe controlarse para evitar sesgos (Guba & Lincoln, 2002).

  3. Metodología: Experimental y manipuladora. Utiliza métodos estadísticos (e.g., T de Student, ANOVA, regresión lineal) para verificar hipótesis mediante la manipulación de variables independientes (Hernández et al., 2010).


Enfoque: Cuantitativo. Se centra en medir fenómenos para predecir y controlar, utilizando diseños exploratorios, descriptivos, correlacionales o experimentales (Field, 2009).


2. Postpositivismo


Origen y características: El postpositivismo surge como una versión moderada del positivismo, reconociendo las limitaciones humanas para aprehender la realidad plenamente (Flores, 2004). Mantiene un enfoque cuantitativo, pero incorpora elementos cualitativos para contextualizar los hallazgos (Creswell, 2014).


  1. Ontología: Realismo crítico. La realidad existe, pero solo puede conocerse de forma imperfecta debido a las limitaciones cognitivas y la complejidad de los fenómenos (Hernández et al., 2010).

  2. Epistemología: Dualista/objetivista modificada. La objetividad es un ideal regulador, apoyado en la revisión crítica de la comunidad científica. Los hallazgos son considerados probables, no absolutos (Guba & Lincoln, 2002).

  3. Metodología: Experimental modificada. Prioriza la falsación de hipótesis (Popper, 1968) y combina métodos cuantitativos con cualitativos, como el análisis de contenido o la teoría fundamentada sistemática (Fernández, 2002).


Enfoque: Predominantemente cuantitativo, con apertura a métodos cualitativos para enriquecer el análisis contextual.


3. Teoría crítica


Origen y características: La teoría crítica, inspirada en la Escuela de Frankfurt y corrientes como el marxismo y el feminismo, busca transformar estructuras sociales opresivas mediante la acción-reflexión-acción (Ricoy, 2006). Su enfoque es cualitativo, centrado en la emancipación y el cambio social (Escudero, 1987).


  1. Ontología: Realismo histórico. La realidad es moldeada por factores sociales, políticos, culturales y económicos, formando estructuras que, aunque parecen inmutables, pueden transformarse (Guba & Lincoln, 2002).

  2. Epistemología: Transaccional y subjetivista. El investigador y los sujetos están interconectados, y los valores influyen en los hallazgos (Martens, 2003).

  3. Metodología: Dialógica y dialéctica. Utiliza la investigación-acción, un proceso cíclico de observación, análisis y acción para generar cambios sociales, promoviendo una conciencia crítica (Creswell, 2014).


Enfoque: Cualitativo. Prioriza la participación activa de los sujetos en la transformación de su realidad, mediante diseños como la investigación-acción.


4. Constructivismo


Origen y características: El constructivismo emerge como una crítica a los paradigmas cuantitativos, enfatizando la construcción social del conocimiento en contextos históricos y culturales (Berger & Luckmann, 2003). Rechaza la noción de una realidad absoluta, enfocándose en las interpretaciones subjetivas (Gergen, 2007).


  1. Ontología: Relativismo. La realidad consiste en múltiples construcciones mentales, específicas y cambiantes, creadas por los individuos en interacción (Flores, 2004).

  2. Epistemología: Transaccional y subjetivista. Los hallazgos son co-construidos por el investigador y los sujetos, integrando sus perspectivas (Guba & Lincoln, 1994).

  3. Metodología: Hermenéutica y dialéctica. Emplea la teoría fundamentada emergente para interpretar significados y construir teorías sustantivas a partir de la interacción (Creswell, 2014).


Enfoque: Cualitativo. Se centra en comprender y reconstruir significados, utilizando técnicas como entrevistas abiertas, observación no estructurada y análisis narrativo.


Enfoques cuantitativo y cualitativo


Cuantitativo: Sustentado por el positivismo y el postpositivismo, busca explicar, predecir y controlar fenómenos mediante mediciones numéricas y pruebas estadísticas. Sus diseños incluyen estudios exploratorios, descriptivos, correlacionales, experimentales y longitudinales (Hernández et al., 2010). Su fortaleza es la generalización (validez externa), aunque puede carecer de profundidad contextual.


Cualitativo: Apoyado en la teoría crítica y el constructivismo, prioriza la comprensión de significados en contextos naturales, utilizando métodos como la investigación-acción, etnografía, teoría fundamentada y análisis narrativo (Cuenya & Ruetti, 2010). Destaca por su validez interna, pero sus resultados son menos generalizables. Max Weber (citado en Cuenya & Ruetti, 2010) enfatizó la importancia de los significados subjetivos en las ciencias sociales.


Tabla comparativa: Características de los paradigmas


Aspecto

Positivismo

Postpositivismo

Teoría crítica

Constructivismo

Ontología

Realismo ingenuo: realidad objetiva

Realismo crítico: realidad imperfecta

Realismo histórico: estructuras sociales

Relativismo: realidades múltiples

Epistemología

Dualista/objetivista

Dualista/objetivista modificada

Transaccional/subjetivista

Transaccional/subjetivista

Metodología

Experimental/manipuladora

Experimental/manipuladora modificada

Dialógica/dialéctica

Hermenéutica/dialéctica

Enfoque

Cuantitativo

Cuantitativo con elementos cualitativos

Cualitativo

Cualitativo


Conclusión


Los paradigmas positivista, postpositivista, crítico y constructivista ofrecen perspectivas distintas para la investigación científica, cada una con implicaciones específicas en la concepción de la realidad, la relación investigador-sujeto y los métodos empleados. El positivismo y el postpositivismo, alineados con el enfoque cuantitativo, buscan explicar y predecir fenómenos, mientras que la teoría crítica y el constructivismo, vinculados al enfoque cualitativo, priorizan la transformación y la comprensión contextual. Aunque presentados como enfoques opuestos, la tendencia actual hacia métodos mixtos sugiere una posible integración que combina las fortalezas de ambos. Este ensayo destaca la importancia de que los investigadores reflexionen sobre su posicionamiento paradigmático para garantizar coherencia y rigor en sus estudios, proponiendo como línea futura el análisis de los enfoques mixtos y su impacto en la investigación científica.


Referencias


  1. Berger, P. L., & Luckmann, T. (2003). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu.

  2. Creswell, J. W. (2014). Research Design: Qualitative, Quantitative, and Mixed Methods Approaches. Thousand Oaks: Sage.

  3. Cuenya, L., & Ruetti, E. (2010). Investigación cualitativa y cuantitativa: Una integración posible. Buenos Aires: Dunken.

  4. Field, A. (2009). Discovering Statistics Using SPSS. London: Sage.

  5. Flores, J. (2004). Análisis de los paradigmas de investigación en las ciencias sociales. México: UNAM.

  6. Guba, E. G., & Lincoln, Y. S. (1994). Competing Paradigms in Qualitative Research. In N. K. Denzin & Y. S. Lincoln (Eds.), Handbook of Qualitative Research (pp. 105-117). Thousand Oaks: Sage.

  7. Hernández, R., Fernández, C., & Baptista, P. (2010). Metodología de la investigación. México: McGraw-Hill.

  8. Kuhn, T. S. (1962). The Structure of Scientific Revolutions. Chicago: University of Chicago Press.

  9. Patton, M. Q. (1990). Qualitative Evaluation and Research Methods. Newbury Park: Sage.

  10. Ricoy, C. J. (2006). Contribución sobre los paradigmas de investigación. Educación y futuro, (14), 13-20.


El Pensamiento Crítico Aplicado A La Investigación

El Pensamiento Crítico Aplicado A La Investigación


Critian Beltrán Barrero


Resumen


El pensamiento crítico es una competencia esencial que se desarrolla a lo largo de la formación académica y profesional, permitiendo a los individuos analizar, evaluar y tomar decisiones fundamentadas. En este ensayo reviso la literatura sobre el pensamiento crítico, destacando su relevancia en la investigación científica. A través de la lectura, la reflexión y la práctica, el pensamiento crítico fomenta un enfoque analítico y profundo que mejora la calidad y confiabilidad de los estudios. Exploro definiciones, características, barreras y estrategias pedagógicas para su desarrollo, concluyendo que su integración en la educación y la investigación es crucial para formar profesionales capaces de enfrentar problemas complejos en contextos diversos.


Palabras clave: pensamiento crítico, investigación científica, pedagogía, toma de decisiones.


Introducción


El pensamiento crítico, definido como el conjunto de procesos, estrategias y representaciones mentales que facilitan la resolución de problemas, la toma de decisiones y el aprendizaje de nuevos conceptos (Sternberg, 1985, citado en Shaw, 2014), es una habilidad fundamental en la investigación científica. Este ensayo reviso las definiciones teóricas, se clarifican conceptos erróneos, se identifican barreras pedagógicas y propongo estrategias para su desarrollo, con un enfoque en su aplicación a la investigación. El objetivo es demostrar la forma en la que el pensamiento crítico no solo enriquece los procesos investigativos, sino que también forma individuos éticos, autónomos y preparados para enfrentar desafíos globales.


Conceptualización del pensamiento crítico


El pensamiento crítico se caracteriza por un enfoque reflexivo, analítico y fundamentado que permite cuestionar, evaluar y construir argumentos sólidos (Bailin et al., 1999). A diferencia del pensamiento creativo, que busca generar ideas novedosas, el pensamiento crítico se centra en la evaluación rigurosa de la información (Peeler, 2016). Según la Asociación Psicológica Americana (Facione, 1990b), un pensador crítico es inquisitivo, bien informado, de mente abierta, honesto, sin prejuicios, diligente en la búsqueda de información relevante y persistente en la investigación.


Moore (2013) identifica siete dimensiones del pensamiento crítico a partir de perspectivas académicas (historia, filosofía, estudios culturales): juicio, escepticismo, originalidad, lecturas sensitivas, racionalidad, compromiso con el conocimiento y autorreflexión. Estas dimensiones reflejan la complejidad del concepto, que trasciende habilidades técnicas para incluir actitudes y hábitos mentales (Bailin et al., 1999).


Importancia en la investigación científica


El pensamiento crítico es crucial en la investigación porque permite a los investigadores analizar datos, cuestionar supuestos, sintetizar información y generar conclusiones fundamentadas. Según Profetto-McGrath et al. (2003), en un estudio con 141 enfermeras, se encontró una correlación positiva entre el pensamiento crítico y la utilización de resultados de investigación, destacando su impacto en la toma de decisiones informadas. Este proceso implica:


  1. Formulación de problemas: Identificar preguntas claras y relevantes, como plantea Elder y Paul (2002).

  2. Análisis y evaluación: Examinar evidencias, identificar sesgos y valorar la validez de los datos (Glaser, 1994).

  3. Síntesis e interpretación: Construir argumentos coherentes y contextualizados, integrando perspectivas diversas (Ennis, 1993).


El pensamiento crítico fomenta la curiosidad intelectual, la precisión analítica y la capacidad de resolver problemas complejos, mejorando la calidad de los hallazgos investigativos (Hay et al., 2015).


Barreras y desafíos en la enseñanza


A pesar de su importancia, la enseñanza del pensamiento crítico enfrenta obstáculos significativos. Aliakbari y Sadegh Haghighi (2012) identifican las principales barreras: actitudes y expectativas limitadas de los estudiantes, falta de autoeficacia y escaso conocimiento de los docentes sobre el pensamiento crítico. Estas dificultades se agravan por enfoques educativos tradicionales que priorizan la memorización sobre el razonamiento crítico (Fell & Lukianova, 2015). Además, la confusión entre pensamiento crítico y creativo, o su percepción como un conjunto de habilidades técnicas, dificulta su integración en la pedagogía (Bailin et al., 1999).


Estrategias pedagógicas para fomentar el pensamiento crítico


Para superar estas barreras, se proponen estrategias que integren el pensamiento crítico en la educación y la investigación:


  1. Modelos pedagógicos: El modelo de pedagogía conceptual (Parra & Lago, 2003) aboga por formar individuos con capacidad de abstracción, habilidades de pensamiento, lectura comprensiva, autonomía y creatividad. Este enfoque prepara a los estudiantes para una sociedad del conocimiento, fomentando habilidades críticas desde la educación temprana.

  2. Estándares intelectuales: Paul y Elder (2003) proponen estándares universales para evaluar el pensamiento crítico: claridad, exactitud, precisión, relevancia, profundidad, amplitud, lógica, importancia, imparcialidad y completitud. Estos criterios guían a los estudiantes hacia un razonamiento riguroso.

  3. Herramientas prácticas: El modelo Virtual Field Trips (VFT) utiliza preguntas y recursos multimedia para estimular el pensamiento crítico (Sriarunrasmee et al., 2015). Asimismo, la enseñanza de la lógica y las matemáticas fomenta el razonamiento deductivo y la resolución de problemas (Kurfiss, 1988).

  4. Formación docente: Los educadores deben recibir capacitación en pensamiento crítico para transmitir esta habilidad de manera efectiva, superando la falta de conocimiento identificada por Aliakbari y Sadegh Haghighi (2012).


Aplicación en el contexto educativo y profesional


En el ámbito académico, el pensamiento crítico es un eje transversal en los planes de estudio, especialmente en universidades que buscan formar profesionales capaces de innovar y resolver problemas. En Ecuador, por ejemplo, el gobierno ha impulsado la educación superior con inversiones en infraestructura y programas de formación en el extranjero, fomentando el pensamiento crítico para transformar la matriz productiva (Livingston, 2016). Proyectos interdisciplinarios y concursos de innovación reflejan el impacto de estas políticas en la generación de conocimiento.


En el ámbito profesional, las empresas valoran a los graduados con habilidades críticas, ya que estos están mejor preparados para adaptarse a entornos cambiantes y tomar decisiones informadas (Watkins & Earnhardt, 2015). La capacidad de cuestionar supuestos, analizar datos y proponer soluciones innovadoras es esencial en sectores como la salud, la tecnología y las ciencias sociales.


Dimensiones y características del pensador crítico


El pensamiento crítico se compone de varias dimensiones, según Glaser (1994) y Ennis y Millman (1965):


  1. Glaser (1994): (1) identificar problemas, (2) recolectar datos relevantes, (3) reconocer supuestos, (4) formular hipótesis, (5) deducir y evaluar resultados.

  2. Ennis y Millman (1965): (1) juicio inductivo, (2) juicio deductivo, (3) evaluación de la fiabilidad de afirmaciones, (4) identificación de supuestos en debates.


Además, los pensadores críticos exhiben características como humildad intelectual, perseverancia, autonomía, confianza en la razón, integridad, empatía y entereza (Paul & Elder, 2003). Estas cualidades los distinguen como individuos reflexivos y éticos, capaces de abordar problemas con rigor y creatividad.


Impacto en la investigación científica


El pensamiento crítico mejora la investigación al promover un enfoque sistemático y reflexivo. Según Facione (1990a), herramientas como el Test de Habilidades de Pensamiento Crítico de California (CCTST) y el Inventario de Disposiciones de Pensamiento Crítico (CCTDI) evalúan competencias como la búsqueda de la verdad, la mentalidad abierta, el análisis y la sistematicidad. Estas habilidades permiten a los investigadores:


  1. Segmentar información relevante: Identificar datos clave y descartar información irrelevante.

  2. Cuestionar supuestos: Evitar falacias y prejuicios en el análisis (Kurfiss, 1988).

  3. Generar teorías sustantivas: Construir conocimiento a partir de procesos inductivos y reflexivos (Ennis, 1993).


En la práctica, el pensamiento crítico impulsa investigaciones más precisas y relevantes, contribuyendo a resolver problemas de impacto social, como demuestra el caso de las enfermeras en el estudio de Profetto-McGrath et al. (2003).


Conclusión


El pensamiento crítico es una competencia indispensable para la investigación científica, ya que permite a los investigadores analizar, evaluar y construir conocimiento de manera rigurosa y ética. Su desarrollo requiere superar barreras pedagógicas mediante estrategias como la pedagogía conceptual, los estándares intelectuales y la capacitación docente. En contextos como el ecuatoriano, la promoción del pensamiento crítico en la educación superior ha fomentado la innovación y la resolución de problemas sociales. Este ensayo destaca la necesidad de integrar el pensamiento crítico desde la educación temprana hasta la práctica profesional, asegurando que los investigadores estén preparados para enfrentar los desafíos de una sociedad en constante cambio. Como línea futura, se propone explorar cómo las tecnologías emergentes pueden potenciar la enseñanza del pensamiento crítico en la investigación.


Referencias


  1. Bailin, S., Case, R., Coombs, J. R., & Daniels, L. B. (1999). Conceptualizing critical thinking. Journal of Curriculum Studies, 31(3), 285-302.

  2. Ennis, R. H. (1993). Critical thinking assessment. Theory Into Practice, 32(3), 179-186.

  3. Facione, P. A. (1990b). Critical Thinking: A Statement of Expert Consensus for Purposes of Educational Assessment and Instruction. Millbrae: California Academic Press.

  4. Hay, A., Karakaya, E., & Yilmaz, M. (2015). Critical thinking in education: A review. Educational Research Review, 15, 45-56.

  5. Paul, R., & Elder, L. (2003). The Miniature Guide to Critical Thinking: Concepts and Tools. Dillon Beach: Foundation for Critical Thinking.

  6. Profetto-McGrath, J., Hesketh, K. L., Lang, S., & Estabrooks, C. A. (2003). A study of critical thinking and research utilization among nurses. Western Journal of Nursing Research, 25(3), 322-337.

  7. Sriarunrasmee, J., Suwannatthachote, P., & Dachakupt, P. (2015). Virtual field trips for critical thinking development. Procedia-Social and Behavioral Sciences, 197, 167-172.


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