miércoles, 20 de noviembre de 2024

Paradigmas en competencia en la investigación cualitativa

Guba, E., & Lincoln, Y. (2000). Paradigmas en competencia en la investigación cualitativa. Denman C, Haro JA, compiladores. Por los rincones. Antología de métodos cualitativos en la investigación social. Sonora, México: Colegio de Sonora, 113-145.


Por los rincones Antología de métodos cualitativos en la investigación social


Catalina A. Denman Jesús Armando Raro (compiladores)




Paradigmas en competencia en la investigación cualitativa


Egon C. Cuba e Yvorma S. Lirzcoln


En este capítulo analizamos cuatro paradigmas que han estado compitiendo regularmente, al menos hasta tiempos muy recientes, para ser aceptados como el paradigma que se seleccione no solamente como guía para elaborar informes, sino también como el marco que conduzca todo proceso de investigación, especialmente en las investigaciones que utilizan un enfoque cualitativo, aunque también en otras que aquí analizaremos: positivismo y sus versiones postpositivistas, teoría crítica y posturas ideológicas relacionadas y, finalmente, el constructivismo. El lector debe considerar nuestro propio compromiso con el constructivismo (que antes denominábamos "indagación naturalista"; Lincoln y Guba, 1985) y tomar en cuenta este hecho al juzgar lo apropiado y útil de nuestro análisis.


Aunque el título del volumen en el que se incluyó originalmente el presente capítulo, Manual de investigación cualitativa, sugiere que el término cualitativo es un concepto "sombrilla" que abarca más que el de paradigma (de hecho, esta forma de uso suele ser común), nuestra opinión es que se trata de un término cuyo uso debe limitarse a la descripción de tipos de métodos. Desde nuestra perspectiva, el uso de métodos tanto cualitativos como cuantitativos puede ser apropiado para cualquier paradigma de investigación. De hecho, las cuestiones de método son secundarias frente a las de paradigma, que definimos como el sistema básico de creencias o visión del mundo que guía al investigador, ya no sólo al elegir los métodos, sino en formas que son ontológica y epistemológicamente fundamentales.


A raíz de la creciente insatisfacción por el patente abuso y excesivo énfasis en los métodos cuantitativos, el interés por los paradigmas alternativos se ha visto estimulado. A medida que se hicieron muchos esfuerzos por renovar el interés en los enfoques cualitativos, fue haciéndose cada vez más evidente que las suposiciones metafísicas subyacentes a los paradigmas convencionales, especialmente la común o dominante (que aquí llamamos "perspectiva heredada"), deben ser sometidas a un profundo cuestionamiento. Por esto, en el presente capítulo el énfasis estribará en los paradigmas y en las suposiciones e implicaciones que tienen para una serie de cuestiones o problemas relativos a la investigación social, y no tanto en exponer la utilidad de los métodos cualitativos cuando se comparan con los cuantitativos. Dado que durante gran parte de la última década las discusiones sobre paradigmas/métodos han partido de los problemas asociados a la sobre cuantificación, nosotros comenzaremos también por aquí, para ocupamos posteriormente de nuestro interés predominante.


La distinción cuantitativa / cualitativa


Históricamente, la ciencia ha puesto un gran énfasis en la cuantificación. Las matemáticas han sido consideradas como la "reina de las ciencias", y aquellas ciencias, como la física y la química, que se prestan particularmente para la cuantificación, han sido generalmente reconocidas como "ciencias duras". En contraste, disciplinas menos cuantificables, como la biología (aunque ha estado cambiando muy rápida y recientemente) y particularmente las ciencias sociales, son comúnmente referidas como "ciencias blandas", aunque no tanto en un sentido peyorativo, sino para señalar su imprecisión (supuesta) y falta de confiabilidad. Se cree comúnmente que la madurez científica surge según aumente el grado de cuantificación dentro de un campo dado.


Esto no es muy sorprendente. La perspectiva heredada de la ciencia (el positivismo, transformado en el curso de este siglo en postpositivismo; ver más adelante) se concentra en los esfuerzos para verificar (positivismo) o comprobar la falsedad (postpositivismo) de hipótesis que son planteadas a priori y que son más útiles cuando cobran la forma de una proposición matemática (cuantitativa) o de proposiciones que sea fácil convertir en fórmulas matemáticas precisas para expresar relaciones funcionales. La precisión formulaica es de una enorme utilidad cuando el objetivo de la ciencia es la predicción y el control de los fenómenos naturales. Además, existe de hecho una gran variedad de modelos matemáticos y estadísticos. Finalmente, existe la convicción muy extendida de que sólo los datos cuantitativos son válidos en última instancia, o los únicos que poseen alta calidad (Sechrest, 1992).


Se dice que fue John Stuart Mill (1843-1906) el primero en exhortar a los científicos sociales a que emularan a sus primos más antiguos y "duros", con la promesa de que si seguían su consejo, estos campos madurarían rápidamente y se emanciparían de los límites filosóficos y teológicos que los restringían. Los científicos sociales se tomaron muy en serio este consejo (a un grado que probablemente sorprendería al mismo Mill si viviera hoy en día) también por otras razones. Eran los "nuevos muchachos del barrio"; si la cuantificación podía llevados a la culminación que prometió Mill, vendría acompañada de un estatus y un poder político que rendirían grandes beneficios a los nuevos practicantes. Así pues, la imitación podría llevar tanto a tener una mayor aceptación como a un conocimiento más válido.


Críticas a la perspectiva heredada


Sin embargo, en años recientes han surgido fuertes contracorrientes oponiéndose a la cuantificación. Se han dado principalmente dos formas de crítica, una interna al paradigma convencional (es decir, en los mismos términos de aquellas suposiciones metafísicas que definen la naturaleza de la investigación positivista) y una externa (es decir, en los términos de aquellas suposiciones que definen a los paradigmas alternativos), que parecen exigir no sólo una reconsideración de la utilidad de los datos cualitativos, sino que además ponen en entredicho a las mismas suposiciones en las que se ha basado la superioridad supuesta de la cuantificación.



Críticas internas (intraparadigma)


Una serie de problemas implícitos han surgido para desafiar el conocimiento convencional. A continuación des glosamos algunos de ellos.



Separación de contextos: Los acercamientos cuantitativos precisos, que se concentran en sub series de variables elegidas, necesariamente "separan" de sus consideraciones, mediante los controles apropiados o el azar, a otras variables que existen en el contexto y que, si se les permitiera ejercer su influencia, podrían alterar mucho los hallazgos. Además, tales diseños de exclusión, al aumentar el rigor teórico de un estudio, le restan relevancia, es decir, su aplicabilidad o posibilidad de generalización, porque sus resultados sólo pueden aplicarse apropiadamente a otras situaciones similarmente truncadas o separadas de su contexto (por ejemplo, otro laboratorio). Se argumenta que los datos cualitativos pueden compensar ese desequilibrio al proporcionar información contextual.


Exclusión de significado y propósito: El comportamiento humano, a diferencia de los objetos físicos, no puede entenderse sin referencia a los significados y propósitos que los actores humanos le proporcionan a sus actividades. Se asevera que los datos cualitativos pueden proporcionar una valiosa percepción aguda o "insight" sobre el comportamiento humano.


Disyunción de las grandes teorías en contextos locales: el dilema etic/emic. Al darle peso un investigador a la teoría etic (externa) en una investigación (o la hipótesis a ser probada), puede tener poco o ningún sentido desde el punto de vista emic (interno) de los individuos, grupos, sociedades o culturas a estudiar. Se argumenta que los datos cualitativos son útiles para descubrir los puntos de vista emic; las teorías, para ser válidas, deben tener un fundamento cualitativo (Glaser y Strauss, 1967; Strauss y Corbi, 1990). Esta base es particularmente esencial si consideramos las crecientes críticas contra las ciencias sociales en el sentido de que no proporcionan una descripción adecuada de las vidas que están fuera de lo común (los "otros"), o bien, que no proporcionan material para una crítica de nuestra propia cultura occidental (Marcus y Fischer, 1986).


Falta de aplicabilidad de los datos generales a casos particulares: Este problema a veces es descrito como la disyunción nomotética/idiográfica. Aunque las generalizaciones pueden ser significativas desde el punto de vista estadístico, no son aplicables en lo individual (por ejemplo, el hecho de que el 80% de los individuos que presenten ciertos síntomas tengan cáncer pulmonar es una evidencia incompleta, en el mejor de los casos, de que un paciente en particular que presente tales síntomas tenga cáncer pulmonar). Se sostiene que los datos cualitativos pueden ayudar a evitar este tipo de ambigüedades.


Exclusión de la dimensión del descubrimiento en la investigación: El énfasis convencional en la verificación de hipótesis específicas planteadas a priori apenas cubre la superficie de estas hipótesis, a las que generalmente se llega a través del comúnmente llamado proceso de descubrimiento. En la perspectiva heredada, sólo la investigación empírica merece el apelativo de "ciencia". De esta manera la metodología cuantitativa normativa es privilegiada por encima de las reflexiones de pensadores creativos y divergentes. Se espera que el llamado a la participación cualitativa corrija este desequilibrio.


Criticas externas (extraparadigma)


Los problemas intraparadigma arriba señalados ofrecen un gran desafío a la metodología convencional, pero pueden eliminarse, o al menos aminorarse, con un mayor uso de los datos cualitativos. Muchos detractores de la mirada recibida se conforman con detenerse en este punto; por lo tanto, la mayoría de las recomendaciones sobre aportes cualitativos se han limitado a una reconciliación sólo a nivel de métodos. Pero los críticos que han propuesto paradigmas alternativos han creado un desafío aún mayor, que incluye no sólo la evaluación de los enfoques, sino también ajustes fundamentales en las suposiciones básicas que guían toda investigación. Su rechazo de la perspectiva heredada puede justificarse bajo una serie de elementos bien asentados (Bernstein, 1988; Guba, 1990; Hesse, 1980; Lincoln y Guba, 1985; Reason y Rowan, 1981), pero los principales son los siguientes:



La carga teórica de los hechos: Los acercamientos convencionales a la investigación que involucran la verificación o falsificación de hipótesis, presuponen la independencia de los lenguajes teóricos y de observación. Si una investigación ha de ser objetiva, las hipótesis deben plantearse de manera independiente a la forma en que se reúnan los datos necesarios para su comprobación. Pero ahora parece que ha quedado establecido más allá de cualquier objeción que las teorías y los hechos son bastante interdependientes, es decir, que los hechos sólo lo son dentro de algún marco teórico. Esto pone en tela de juicio una suposición fundamental de la perspectiva heredada. Si las hipótesis y observaciones no son independientes, los "hechos" sólo pueden verse a través de una "ventana" teórica y la objetividad queda seriamente cuestionada.


La falta de determinación de una teoría: Este problema también es conocido como el problema de la inducción. Los hechos no sólo están determinados por la ventana teórica a través de la cual se buscan, sino que, a su vez, distintas ventanas teóricas pueden estar igualmente sustentadas por una misma serie de hechos. Aunque podría ser posible, dada una teoría coherente, el deducir qué hechos son los que deben existir, nunca es posible, dada una serie de hechos coherentes, llegar por inducción a una sola teoría ineluctable. De hecho, esta dificultad es la que llevó a filósofos como Popper (1968) a rechazar la idea de la verificación de teorías en favor de la idea de comprobar la falsedad de una teoría. Mientras que un millón de cisnes blancos jamás podrán sustentar, con absoluta certeza, la teoría de que todos los cisnes son blancos, basta un sólo cisne negro para comprobar por completo su falsedad. De este modo, la suposición histórica de que la ciencia puede, con sus métodos, converger finalmente en la realidad "real", queda en entredicho.


La carga de valor de los hechos: Así como las teorías y los hechos no son independientes, tampoco lo son los valores y los hechos. En realidad, se puede argumentar que las teorías son, en sí mismas, afirmaciones de valores. De esta manera los hechos putativos son vistos no sólo a través de una ven-tana teórica, sino también a través de una ventana de valores. Queda en entredicho la postura de que la perspectiva heredada está libre de valores.


La naturaleza interactiva del investigador-investigado como díada: La perspectiva heredada de la ciencia imagina al investigador como alguien parado detrás de un espejo de una saja vista, que observa los fenómenos naturales como suceden y los registra de un modo objetivo. El investigador (cuando usa la metodología adecuada) no tiene ninguna influencia sobre el fenómeno ni viceversa. Pero ciertas evidencias, como el principio de incertidumbre de Heisenberg y el de complementariedad de Bohr, han destrozado ese ideal para las ciencias duras (Lincoln y Guba, I985); escepticismo aún mayor debe existir para las ciencias sociales. De hecho la idea de que los hallazgos son creados por la interacción entre el investigador y el fenómeno (que, en las ciencias sociales, suelen ser personas) es una descripción más aparentemente válida del proceso de investigación que la idea de que los descubrimientos se da a través de la observación objetiva "como realmente son y como realmente funcionan".


Aunque las críticas intraparadigma exponen muchos problemas inherentes a la perspectiva heredada y, de hecho, proponen algunas soluciones útiles, son, sin embargo, de menor interés (o peso) que las críticas extraparadigma, que señalan problemas de consecuencias tales que la perspectiva heredada queda totalmente cuestionada. Se han propuesto varios paradigmas alternativos, algunos de los cuales están basados en suposiciones no convencionales. Por lo tanto, es útil investigar la naturaleza de los paradigmas y lo que distingue a un paradigma de investigación de otro.


La naturaleza de los paradigmas


Los paradigmas como sistemas básicos de creencias basados en supuestos ontológicos, epistemológicos y metodológicos.


Un paradigma puede considerarse como una serie de creencias básicas (o una metafísica) que tiene que ver con los principios últimos o primeros. Representa una visión del mundo que define, para quien la sustenta, la naturaleza del "mundo", el lugar del individuo en él y la extensión de las posibles relaciones con ese mundo y sus partes, como lo hacen, por ejemplo, las cosmologías y teologías. Las creencias son básicas en el sentido de que deben ser aceptadas únicamente por fe (por bien argumentadas que estén); no hay manera de establecer que sean la verdad última. Si la hubiera, los debates filosóficos sobre los cuales reflexionamos en estas páginas se hubieran resuelto desde hace milenios.


Los paradigmas de investigación definen para los investigadores qué es lo que están haciendo y qué cae dentro y fuera de los límites de una investigación legítima. Las creencias básicas que definen a los paradigmas de la investigación pueden resumirse según las respuestas que proporcionan sus proponentes a tres preguntas fundamentales, relacionadas de tal manera que la respuesta que se dé a cualquiera de las tres preguntas, formuladas en cualquier orden, limitará necesariamente la manera en que se puede responder a las otras dos. Hemos seleccionado un orden que creemos refleja una jerarquía lógica (aunque no necesaria): 


  1. La pregunta ontológica: ¿Cuál es la forma y la naturaleza de la realidad y, por lo tanto, qué es lo que podemos conocer de ella? Por ejemplo, si suponemos la existencia de un mundo real, entonces lo que podemos conocer de él es cómo son y cómo funcionan realmente las cosas. Entonces, sólo son admisibles las preguntas que podamos relacionar con asuntos que tengan una existencia real o con acciones reales; otras preguntas, como las que estén relacionadas con asuntos de significado moral o estético, caen fuera del campo de una investigación científica legítima. 

  2. La pregunta epistemológica: ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre quien conoce o busca conocer y lo que puede ser conocido? La respuesta que se le puede dar a esta pregunta se encuentra limitada por la respuesta ya proporcionada a la pregunta ontológica; es decir, ahora es imposible postular una relación cualquiera. Así que, por ejemplo, si se supone la existencia de una realidad, entonces la postura de quien conoce debe ser de distanciamiento objetivo, o libre de valores, para poder descubrir cómo son y cómo funcionan realmente las cosas (a la inversa, el asumir una postura objetivista implica la existencia de un mundo real acerca del cual se puede ser objetivo). 


  1. La pregunta metodológica: ¿Cómo puede el investigador (el que busca conocer) arreglárselas para averiguar si lo que él o ella cree puede ser conocido? Nuevamente, la respuesta se encuentra limitada por las respuestas ya proporcionadas a las dos preguntas anteriores; es decir, no es apropiada cualquier metodología. Por ejemplo, una realidad perseguida por un investigador "objetivo" exige el control de posibles factores de confusión, sean los métodos cualitativos (digamos, de observación) o cuantitativos (digamos, análisis de covariantes). A la inversa, la selección de una metodología manipuladora, digamos, el experimento, implica la capacidad de ser objetivo y un mundo real acerca del cual ser objetivo. La pregunta metodológica no puede reducirse a una pregunta sobre los métodos; los métodos deben adecuarse a una metodología predeterminada. 


Estas tres preguntas funcionan como el eje principal alrededor del cual podemos analizar cada uno de los cuatro paradigmas a consideración.


Los paradigmas como construcciones humanas


Ya hemos señalado que los paradigmas, como series de creencias básicas, no están abiertos a la comprobación en ningún sentido convencional; no hay forma de elevar uno por encima del otro con base en un criterio de qué es lo último o lo fundamental (sin embargo, debemos señalar que esta circunstancia no nos condena a una postura relativista radical; ver Guba, 1992). Según nuestra opinión, cualquier paradigma dado representa simplemente el punto de vista más informado y sofisticado al que hayan podido llegar sus proponentes, dada la manera en que hayan elegido responder a las tres preguntas definitorias. También argumentamos que las series de respuestas dadas son, en todos los casos, construcciones humanas; es decir, todas son invenciones de la mente humana y por lo tanto están sujetas al error humano. Ninguna construcción es (o puede ser) incontrovertiblemente cierta; los defensores de cualquier construcción en particular deberán basarse en el poder de persuasión y en la utilidad de su posición, más que en pruebas tangibles, para defender la misma.


Lo que es cierto sobre los paradigmas también es cierto sobre nuestros análisis. Todo lo que diremos subsecuentemente también es una construcción humana: la nuestra. No podemos obligar al lector a aceptar nuestros análisis o nuestros argumentos con base en una evidencia indiscutible; sólo podemos esperar ser lo suficientemente persuasivos y poder demostrar la utilidad de nuestra posición, digamos para el campo de la política pública (Guba y Lincoln, 1989; House, 1977). Le pedimos al lector que suspenda su incredulidad hasta que nuestro argumento esté completo y pueda ser juzgado en su totalidad.


Las creencias básicas del paradigma recibido y los paradigmas de la investigación alternativa


Comenzamos nuestro análisis con descripciones de las respuestas que creemos que los proponentes de cada paradigma le darían a las tres preguntas arriba descritas. Estas respuestas (según las hemos construido) están resumidas en el cuadro 1, que consiste en tres filas correspondientes a las preguntas ontológica, epistemológica y metodológica, y cuatro columnas correspondientes a los cuatro paradigmas a analizar. El término positivismo denota la perspectiva heredada que ha dominado en el discurso formal de las ciencias físicas y sociales durante unos 400 años, mientras que el postpositivismo representa los esfuerzos de las últimas décadas para responder de una manera limitada (es decir conservando básicamente la misma serie de creencias básicas) a las críticas más problemáticas hechas al positivismo. El término teoría crítica es (para nosotros) un término amplio que denota una serie de paradigmas alternativos, incluyendo adicionalmente (pero no limitado a) el neomarxismo, el feminismo, el materialismo y la investigación participativa. Ciertamente, la teoría crítica puede, a su vez, dividirse en tres categorías: postestructuralismo, postmodemismo y una combinación de ambos. Independientemente de sus diferencias, tienen en común la innovadora suposición de que la naturaleza de la investigación está regida por los valores: una diferencia epistemológica. Al agrupar estas posiciones en una sola categoría, estamos estableciendo un juicio; no vamos a tratar de hacerle justicia a los puntos de vista particulares. El término constructivismo denota un paradigma alternativo cuya suposición novedosa es el avance del realismo ontológico al relativismo ontológico. Estas posturas quedarán claras en la subsecuente exposición.


Es importante hacer dos advertencias. En primer lugar, aunque nos inclinamos a creer que los paradigmas que estamos a punto de describir pueden tener algún significado incluso en el campo de las ciencias físicas, no defenderemos aquí esa convicción. En consecuencia, se debe entender que nuestros comentarios subsecuentes se limitan únicamente al campo de las ciencias sociales. En segundo lugar, señalamos que, con la excepción del positivismo, los paradigmas en discusión aún están en su etapa formativa; no se ha llegado a ningún argumento final en cuanto a sus definiciones, significados o implicaciones, incluso entre sus proponentes. Por lo tanto, nuestra discusión debe considerarse como tentativa y sujeta a posteriores revisiones y reformulaciones.


Primero, repasaremos las columnas del cuadro 1 para ilustrar las posiciones de cada paradigma respecto a las tres preguntas, para después revisar las filas, comparar y contrastar las posiciones de los paradigmas. Por limitaciones de espacio, nos es imposible analizar nuestras aseveraciones con profundidad.


Análisis intraparadigmas


Columna 1: Positivismo


Ontología: realismo (comúnmente llamado "realismo ingenuo"). Se supone la existencia de una realidad aprehensible, impulsada por leyes y mecanismos naturales inmutables. El conocimiento de cómo son las cosas queda convencionalmente resumido en la forma de generalizaciones libres de temporalidad y contexto, algunas de las cuales cobran la forma de leyes causa - efecto. En principio, la investigación puede converger en el estado real de las cosas. Se argumenta que la postura básica del paradigma es reduccionista y determinista (Hesse, 1980).


Epistemología: dualista y objetivista. Se supone que el investigador y el "objeto" investigado son entidades independientes y que el investigador es capaz de estudiar al objeto sin influenciarlo o ser influenciado por él. Cuando se reconoce, o incluso se sospecha, alguna influencia en cualquiera de las dos direcciones (amenazas a la validez), se utilizan varias estrategias para reducir o eliminar esa influencia. La investigación se lleva a cabo como si fuera mediante un espejo de una sola vista. Se evita que los valores y los prejuicios tengan alguna influencia en los resultados, siempre y cuando se cumpla rigurosamente con los procedimientos prescritos. Los hallazgos repetibles son reales.


Metodología: experimental y manipuladora. Las preguntas y/o hipótesis son presentadas en forma de proposiciones y se sujetan a una prueba empírica para su verificación; las condiciones que pudieran ser causa de confusión deben ser cuidadosamente controladas (manipuladas) para evitar que los resultados sean inapropiadamente influenciados.


Columna 2: Postpositivismo


Ontología: realismo crítico. Se supone que la realidad existe, pero sólo para ser imperfectamente comprensible, a causa de mecanismos intelectuales humanos básicamente defectuosos y la naturaleza fundamentalmente inexplicable de los fenómenos. La ontología es etiquetada como realismo crítico (Cook y Campbell, 1979) a causa de la postura de los proponentes, según la cual cualquier aseveración acerca de la realidad deberá sujetarse a un examen crítico lo más amplio posible para facilitar la aprehensión de la realidad tan fielmente como sea posible (pero nunca a la perfección).


Epistemología: dualista/objetivista modificada. Se abandona el dualismo, en gran parte por ser imposible de sostener, pero la objetividad permanece como un "ideal regulador"; se hace un énfasis especial en "guardianes" externos de la objetividad, como las tradiciones críticas (¿"caben" los conocimientos dentro del conocimiento preexistente?) y la comunidad crítica (los editores, árbitros y colegas profesionales). Los hallazgos repetidos son probablemente reales (pero siempre sujetos a ser probados como falsos).


Metodología: experimental/manipuladora modificada. Se hace un énfasis en la "pluralidad crítica" (una versión renovada de la triangulación) como forma de probar la falsedad (más que verificar) de las hipótesis. La metodología busca rectificar algunos de los problemas arriba señalados (críticas intraparadigma) al realizar las investigaciones en escenarios más naturales, reunir información más situacional y reintroducir el descubrimiento como un elemento de la investigación y, particularmente en las ciencias sociales, solicitar puntos de vista émicos para ayudar a determinar los significados y propósitos que la gente adjudica a sus actos, así como contribuir a la "teoría fundamentada". (Glaser y Strauss, 1967; Strauss y Corbin, 1990). Todos estos objetivos se logran en gran parte a través de una mayor utilización de técnicas cualitativas. 


Columna 3: Teoría crítica y otras posiciones ideológicas relacionadas.


Ontología: realismo histórico. Se supone que es comprensible una realidad que anteriormente era plástica pero a la que, a lo largo del tiempo, le han dado forma un cúmulo de factores sociales, políticos, culturales, económicos, étnicos y de género, para después quedar cristalizados (materializados) en una serie de estructuras que ahora se consideran (inapropiadamente) reales, es decir, naturales e inmutables. En un sentido práctico, las estructuras son reales, conforman una realidad virtual e histórica.


Epistemología: transaccional y subjetivista. Se supone que el investigador y el objeto investigado están vinculados interactivamente, y que los valores del investigador (y de los "otros" colocados) inevitablemente influencian la investigación. Por lo tanto los hallazgos están, mediados por valores. Hay que señalar que esta postura desafía de una manera efectiva a la distinción tradicional ente la ontología y la epistemología; lo que puede ser conocido se encuentra inextricablemente entretejido con la interacción entre un investigador particular y un objeto o grupo particular. La línea punteada que separa las filas ontológica y epistemológica en el cuadro 1 refleja esta fusión.


Metodología: dialógica y dialéctica. La naturaleza transaccional de la investigación requiere de un diálogo entre el investigador y lo investigado; ese diálogo debe ser de una naturaleza dialéctica para transformar la ignorancia y los conceptos erróneos (aceptando como inmutables a estructuras históricamente mediadas) en una conciencia más informada (al ver cómo se puede cambiar las estructuras y entendiendo las acciones necesarias para efectuar el cambio), o, como expresa Giroux (1988:13), "como intelectuales transformadores...descubrir y excavar aquellas formas de conocimiento históricas y subyugadas que apuntan hacia experiencias de sufrimiento, conflicto y lucha colectiva(...) vincular la idea de comprensión histórica con elementos de crítica y esperanza". Los investigadores transformacionales demuestran un "liderazgo transformacional" (Bums, 1978).


Para una discusión más amplia de la teoría crítica, ver las contribuciones de Olesen, Stanfield, Kincheloe y McLaren.


Columna 4: constructivismo


Ontología: relativista. Las realidades son comprensibles en la forma de construcciones mentales múltiples e intangibles, basadas social y experiencialmente, de naturaleza local y específica (aunque con frecuencia hay elementos compartidos entre muchos individuos e incluso entre distintas culturas), y su forma y contenido dependen de los individuos o grupos que sostienen esas construcciones. Las construcciones no son más o menos "verdaderas" en ningún sentido absoluto; simplemente son más o menos informadas y/o sofisticadas. Las construcciones son alterables, como lo son también sus realidades relacionadas. Esta posición debe diferenciarse tanto del nominalismo como del idealismo (ver Reese, 1980, para una explicación de estas ideas).


Epistemología: transaccional y subjetivista. Se supone que el investigador y el objeto de investigación están vinculados interactivamente de tal forma que los "hallazgos" son literalmente creados al avanzar la investigación. Desaparece la distinción convencional entre ontología y epistemología, como sucede en el caso de la teoría crítica. Nuevamente, la línea punteada del cuadro 1 refleja este hecho.


Metodología: hermenéutica y dialéctica. La naturaleza variable y personal (instrumental) de las construcciones sociales sugiere que las construcciones individuales pueden ser producidas y refinadas sólo mediante la interacción entre el investigador y quienes responden. Estas construcciones variadas se interpretan utilizando técnicas hermenéuticas convencionales, y se comparan y contrastan mediante un intercambio dialéctico. El objetivo final es destilar una construcción consensuada que sea más informada y sofisticada que cualquiera de las construcciones precedentes (incluyendo, por supuesto, la construcción etic del investigador). Para más información sobre el constructivismo, ver Schwandt.


Análisis comparativo de paradigmas (filas del cuadro 1)


Habiendo señalado brevemente las posiciones que podrían tornar los proponentes de cada paradigma respecto a las tres preguntas definitorias, es útil mirar las filas para comparar y contrastar aquellas posiciones entre los varios paradigmas.


Ontología.


Si nos desplazamos de izquierda a derecha a través del cuadro 1, notamos el avance de:


  1. la posición del positivismo de realismo ingenuo, al suponer una realidad externa objetiva sobre la cual pueden converger las investigaciones, al 


  1. realismo crítico del postpositivismo, que aún supone una realidad objetiva pero que acepta que sólo se le puede comprender imperfecta y probabilísticamente, al 


  1. realismo histórico de la teoría crítica, que supone una realidad comprensible que consiste en estructuras históricamente situadas que son, en la ausencia del "insight", tan limitantes como si fueran reales, al 


  1. relativismo del constructivismo, que supone realidades sociales múltiples, comprensibles y, en ocasiones, opuestas, que son producto del intelecto humano, pero que pueden cambiar al volverse sus constructores más informados y sofisticados. 


La posición ontológica es la que más distingue al constructivismo de los otros tres paradigmas.


Epistemología


Señalamos el avance de:


1. la suposición dualista y objetivista del positivismo que permite al investigador determinar cómo son y cómo funcionan realmente las cosas, a


2. la suposición dualista/objetivista modificada del postpositivismo, según la cual es posible aproximarse a (mas nunca conocer totalmente) la realidad, a


 3. la suposición transaccional/subjetivista de la teoría crítica, según la cual el conocimiento está mediado por valores y por lo tanto depende de ellos, a 


4. la suposición transaccional subjetivista, similar pero más amplia, del constructivismo, que considera que el conocimiento se crea en la interacción entre el investigador y quienes le responden. 


La teoría crítica y el constructivismo se distinguen más de los otros dos paradigmas en sus posiciones epistemológicas.


Metodología


Señalamos el avance de:


  1. la metodología experimental/manipuladora del positivismo, que se concentra en la verificación de hipótesis, a 

  2. la metodología experimental/manipuladora del postpositivismo colocada en la pluralidad crítica y concentrada en la comprobación de la falsedad de hipótesis, a 


  1. la metodología dialógica/dialéctica de la teoría crítica cuyo objetivo es la reconstrucción de construcciones previas, a 


  1. la metodología hermenéutica/dialéctica del constructivismo, cuyo objetivo es la reconstrucción de construcciones previas. 


Implicaciones de la posición de cada paradigma en algunos problemas prácticos (filas del cuadro 2)


No pueden hacerse a un lado las diferencias entre las suposiciones de los paradigmas como si se tratara de meras diferencias "filosóficas"; implícita o explícitamente, estas posiciones tienen consecuencias importantes en la conducción práctica de una investigación, así como también en la interpretación de los hallazgos y la elección de políticas. Hemos decidido discutir estas consecuencias en diez problemas sobresalientes.


Los ítems en el cuadro 2, que consiste en cuatro columnas que corresponden a los cuatro paradigmas y diez filas que corresponden a los diez problemas, resumen nuestra interpretación de las principales implicaciones. El lector notará que los primeros cuatro problemas (objetivo de la investigación, naturaleza del conocimiento, acumulación de (conocimiento y criterios de calidad) se encuentran entre los que los positivistas y postpositivistas consideran más importantes; por lo tanto, son los problemas respecto a los cuales se ataca más a los paradigmas alternativos. Los problemas quinto y sexto (valores y ética) son problemas que todos los paradigmas consideran importantes, aunque las, respuestas convencional y alternativa son bastante distintas. Finalmente, los últimos cuatro problemas (voz, entrenamiento, conciliación y hegemonía) son aquellos que los proponentes alternativos consideran de mayor importancia; representan áreas en las cuales la perspectiva heredada es considerada como particularmente vulnerable. Los Ítems en el cuadro están basados sólo parcialmente en posturas públicas, ya que no todos los problemas han sido tratados por los proponentes de todos los paradigmas. Por lo tanto, en algunos casos hemos proporcionado ítems que creemos son la consecuencia lógica a partir de las posturas metafísicas (ontológicas, epistemológicas y metodológicas) básicas de los paradigmas. Por ejemplo, el problema de la voz rara vez es tratado directamente por los positivistas o postpositivistas, pero creemos que el ítem "científico desinteresado" es el que sería proporcionado por estos proponentes si se les desafiara en este respecto.


Una diferencia inmediatamente clara entre el cuadro 1 y el cuadro 2 es que mientras en el primer caso era posible registrar un ítem distinto para cada celda, en el caso del cuadro 2 hay mucho traslape entre filas, particularmente con respecto a las columnas positivista y postpositivista. De hecho, aun para aquellos problemas en los cuales son distintos los ítems de las dos columnas, las diferencias parecen ser menores. En contraste, uno puede notar las principales diferencias entre estos dos paradigmas y los paradigmas de la teoría crítica y el constructivismo, que también tienden a diferenciarse entre sí. A continuación, presentamos estos problemas en forma de pregunta.


Fila 1: ¿Cuál es el objetivo o propósito de una investigación?


Positivismo y postpositivismo. Para estos dos paradigmas el propósito de la investigación es una explicación (von Wright, 1971), que a fin de cuentas permita la predicción y el control de los fenómenos, ya sean físicos o humanos. Como ha sugerido Hesse (1980), en estos paradigmas el criterio final para el progreso es que la capacidad de los científicos para predecir y controlar debe mejorar con el tiempo. Hay que notar el reduccionismo y determinismo que implica esta posición. El investigador juega el papel de "experto", situación que parece otorgarle un privilegio especial, quizás inmerecido.


Teoría crítica. El propósito de la investigación es la crítica y transformación de las estructuras sociales, políticas, culturales, económicas, étnicas y de género que limitan y explotan a la humanidad, iniciando enfrentamientos e incluso conflictos. El criterio para el progreso es que a lo largo del tiempo la restitución y la emancipación deben suceder y persistir. La defensa y el activismo son conceptos clave. El investigador juega el papel de instigador y facilitador, lo que implica que entienda a priori cuáles son las transformaciones necesarias. Pero debemos señalar que algunas de las posturas más radicales en el campo crítico sostienen que el juicio acerca de las transformaciones necesarias debe reservarse para aquellos cuyas vidas se verán más afectadas por estas transformaciones: los mismos participantes de la investigación (Lincoln, en imprenta).


Constructivismo. El propósito de la investigación es entender y reconstruir las construcciones que la gente (incluyendo al investigador) sostiene inicialmente, con el objeto de obtener un consenso, pero aún estar abiertos a las nuevas interpretaciones al ir mejorando la información y la sofisticación. El criterio para el progreso es que a lo largo del tiempo todos formulan construcciones más informadas y sofisticadas y se vuelven más conscientes del contenido y el significado de otras construcciones. La defensa y el activismo también son conceptos clave de este paradigma. El investigador juega el papel de participante y facilitador en este proceso, posición que algunos detractores han criticado, argumentado que el papel del investigador se expande más allá de las expectativas razonables de experiencia y competencia (Carr y Kemmis, 1986).


Fila 2: ¿Cuál es la naturaleza del conocimiento?


Positivismo. El conocimiento consiste en hipótesis verificadas que pueden ser aceptadas como hechos o leyes.


Postpositivismo. El conocimiento consiste en hipótesis cuya falsedad no ha podido probarse y que pueden considerarse como probables hechos o leyes.


Teoría crítica. El conocimiento consiste en una serie de "insights" estructurales/históricos que se transformarán con el paso del tiempo. Las transformaciones ocurren cuando la ignorancia y los conceptos erróneos dan lugar a "insights" más informados mediante una interacción dialéctica.


Constructivismo. El conocimiento consiste en aquellas construcciones acerca de las cuales hay un consenso relativo (o al menos algún avance hacia el consenso) entre aquellas personas competentes (y, en el caso de material más arcano, confiables) para interpretar la sustancia de la construcción. Pueden coexistir múltiples "conocimientos" cuando intérpretes igualmente competentes (o confiables) disienten, o dependiendo de los factores sociales, políticos, culturales, económicos, étnicos y de género que diferencian a los intérpretes. Estas construcciones están sujetas a revisiones continuas y es más probable que se den cambios cuando se yuxtaponen construcciones relativamente distintas dentro de un contexto dialéctico.


Fila 3: ¿Cómo se acumula el conocimiento?


Positivismo y post positivismo. El conocimiento se acumula mediante un proceso de acrecentamiento en donde cada hecho (o cada hecho probable) funciona como una especie de bloque de construcción que, al ser colocado en el nicho adecuado, se suma a un “edificio de conocimiento" que está en crecimiento. Cuando los hechos cobran la forma de generalizaciones o vinculaciones de causa-efecto, pueden utilizarse con una mayor eficiencia para la predicción y el control. Entonces es posible plantear generalizaciones, con una confianza predecible, para una cierta cantidad de escenarios hipotéticos.


Teoría crítica. El conocimiento no se acumula en un sentido absoluto; más bien crece y se transforma mediante un proceso dialéctico de revisión histórica que va erosionando continuamente la ignorancia y los conceptos erróneos y lleva a un incremento de “insights" más informados. Se pueden plantear generalizaciones cuando la combinación de circunstancias y valores sociales, políticos, culturales, económicos, étnicos y de género son similares en distintos escenarios.


Constructivismo. El conocimiento se acumula sólo en un sentido relativo mediante la formación de construcciones cada vez más informadas y sofisticadas mediante un proceso hermenéutico/dialéctico, al yuxtaponer construcciones diversas. Un mecanismo importante para la transferencia del conocimiento de un escenario al otro es el proporcionar una experiencia substitutiva, frecuentemente hallada en los informes de estudios de casos.


Fila 4: ¿Cuáles son los criterios apropiados para juzgar la calidad o validez de una investigación?


Positivismo y postpositivismo. Los criterios apropiados son las tradiciones convencionales del "rigor"; la validez interna (isomorfismo de los hallazgos con la realidad), la validez externa (capacidad de generalización), la veracidad (en el sentido de estabilidad), y la objetividad (un observador distante y neutral). Estos criterios dependen de la postura ontológica realista; sin esa suposición, el isomorfismo de los hallazgos con la realidad no puede tener ningún sentido, es imposible plantear una generalización estricta dentro de una población madre, no puede evaluarse la estabilidad para la investigación de un fenómeno si el fenómeno mismo está sujeto a cambios, y no se puede lograr una objetividad, ya que no hay nada de lo cual "distanciarse".


Teoría crítica. Los criterios apropiados son la colocación histórica de la investigación (i.e., que tome en cuenta los antecedentes sociales, políticos, culturales, económicos, étnicos y de género de la situación estudiada), el grado al cual la investigación actúa para erosionar la ignorancia y los conceptos erróneos, el grado al cual proporciona un estímulo para la acción, es decir para la transformación de la estructura existente.


Constructivismo. Se han propuesto dos series de criterios: la fidelidad de los criterios de credibilidad (paralelamente a la validez interna), la transferenciabilidad (paralelamente a la validez externa), la confiabilidad (paralelamente a la veracidad) y la posibilidad de contaminación (paralelamente a la objetividad) (Guba, 1981; Lincoln y Guba, 1985); y el criterio de justicia en cuanto a autenticidad, la autenticidad ontológica (que aumenta las construcciones personales), la autenticidad educativa (que lleva a una mejor comprensión de las construcciones de los demás), la autenticidad catalítica (que estimula a la acción), y la autenticidad táctica (que da poder a las acciones) (Guba y Lincoln, 1989). La primera serie representa un esfuerzo por resolver el problema de la calidad en el constructivismo; aunque estos criterios han sido bien recibidos, su paralelismo con los criterios positivistas los hace sospechosos. La segunda serie se traslapa hasta cierto punto, con los criterios de la teoría crítica, pero los trasciende, particularmente los criterios de autenticidad ontológica y autenticidad educativa. Sin embargo, en el constructivismo el problema de los criterios de calidad no está bien resuelto y hacen falta más críticas.


Fila 5: ¿Qué papel juegan los valores en la investigación?


Positivismo y post positivismo. En estos dos paradigmas los valores están específicamente excluidos; de hecho se dice que el paradigma está "libre de valores" en virtud de su postura epistemológica. Se considera a los valores como variables que son fuente de confusión y no se les debe permitir jugar ningún papel en una investigación putativamente objetiva (aun cuando, en el caso del postpositivismo, la objetividad es únicamente un ideal regulador).


Teoría crítica y constructivismo. En estos dos paradigmas los valores tienen su lugar; se les considera como ineluctables en la formación (o creación, en el caso del constructivismo) de los resultados de las investigaciones. Además, aun si fuera posible, no se considera tolerable la exclusión de los valores. Excluidos sería adverso para el público sin poder o "en riesgo", cuyas construcciones originales (emic) merecen la misma consideración que las de otros públicos más poderosos y las del investigador (etic). El constructivismo, que considera al investigador como director y facilitador del proceso de investigación, tiende a hacer un mayor énfasis en este punto que la teoría crítica, que suele colocar al investigador en un papel más autoritario.


Fila 6: ¿Cuál es el lugar de la ética en la investigación?


Positivismo y post positivismo. En estos dos paradigmas la consideración ética es muy importante y los investigadores la toman muy en serio, pero es extrínseca al proceso de investigación en sí. Por lo tanto, el comportamiento ético se observa formalmente mediante mecanismos externos, como los códigos de conducta profesional y los comités. Además, la ontología realista subyacente a estos paradigmas proporciona una inclinación hacia la utilización del engaño que, según se argumenta en ciertos casos, es necesaria para determinar cómo realmente funcionan las cosas o en aras de algún "bien social mayor" o alguna "verdad más clara" (Bok, 1978, 1982; Diener y Crandall, 1978).


Teoría crítica. La ética es más intrínseca en este paradigma, como lo sugiere el intento de erosionar la ignorancia y los conceptos erróneos, y de tomar totalmente en cuenta los valores y la situación histórica en el proceso de investigación. Así pues, hay una inclinación moral hacia que el investigador sea revelador (en el riguroso sentido de "consentimiento informado") más que engañoso. Por supuesto, estas consideraciones no impiden el comportamiento no ético, pero sí proporcionan algunas barreras de procedimiento que lo hacen más difícil.


Constructivismo. La ética también es intrínseca a este paradigma por la inclusión de los valores de los que participan en la investigación (comenzando por las construcciones existentes del que responde y avanzando hacia una mayor información y sofisticación en sus construcciones, así como en la construcción del investigador). Hay un incentivo (una inclinación hacia el proceso) para la revelación; ocultar las intenciones del investigador es contrario al propósito de develar y mejorar las construcciones. Además, la metodología hermenéutica/dialéctica en sí misma proporciona una salvaguarda fuerte, más no infalible, contra el engaño. Sin embargo, la cercanía en las interacciones personales que exige la metodología puede producir problemas especiales y a menudo complicados de confidencialidad y anonimato, así como otras dificultades interpersonales (Guba y Lincoln, 1989).


Fila 7: ¿Cuál "voz” se refleja en las actividades del investigador, particularmente aquellas orientadas al cambio?


Positivismo y postpositivismo. La voz del investigador es la del científico desinteresado que informa a quienes toman decisiones, a los políticos y a los agentes de cambio, que utilizan esta información científica de manera independiente, al menos en parte, para dar forma, explicar y justificar acciones y políticas, y para cambiar propuestas.


Teoría crítica. La voz del investigador es la de un "intelectual transformador" (Giroux, 1988) que ha expandido su conciencia y por lo tanto está en posición de enfrentar la ignorancia y los conceptos erróneos. El cambio es facilitado al desarrollar los individuos una percepción más aguda ("insight") sobre el estado actual de las cosas (la naturaleza y grado de su explotación) y al sentirse estimulados a actuar sobre ello.


Constructivismo. La voz del investigador es la de un "participante apasionado" (Lincoln, 1991) activamente comprometido a facilitar la reconstrucción de "múltiples voces" de su propia construcción, así como las de todos los otros participantes. El cambio se facilita en las reconstrucciones y al sentirse los individuos estimulados a actuar sobre ellas.


Fila 8: ¿Cuáles son las implicaciones de cada paradigma para el entrenamiento de investigadores novatos?


Positivismo. Los novatos se entrenan principalmente en el conocimiento técnico sobre medidas, diseños y métodos cuantitativos, con un énfasis menos que sustancial en las teorías formales de los fenómenos en sus especialidades sustantivas.


Post positivismo. Los novatos se entrenan de maneras paralelas a las del positivismo, pero agregando métodos cualitativos, con frecuencia con el propósito de aminorar los problemas señalados en los primeros párrafos de este capítulo.


Teoría crítica y constructivismo. Los novatos primero deben ser resocializados de su temprana y generalmente intensa exposición a la perspectiva heredada de la ciencia. Esa resocialización no puede lograrse sin una educación cabal sobre las posturas y técnicas del positivismo y el postpositivismo. Los alumnos deben llegar a apreciar las diferencias entre los paradigmas (resumidos en el cuadro 1) y, en ese contexto, dominar los métodos tanto cuantitativos como cualitativos. El primero es esencial por su papel al llevar a cabo las metodologías dialógica/dialéctica o hermenéutica/dialéctica; el segundo, porque puede jugar un importante papel informativo en todos los paradigmas. También se les debe ayudar a entender la historia y estructura social, política, cultural, económica, étnica y de género que sirven como escenario para sus investigaciones, y a incorporar a su trabajo los valores de altruismo y de dar poder.


Fila 9: ¿Deben estar necesariamente en conflicto estos paradigmas? ¿Es posible acomodar estas visiones diferentes dentro de un solo marco conceptual?


Positivismo y post positivismo. Los proponentes de estos dos paradigmas, dada su orientación fundamental, adoptan la posición de que todos los paradigmas se pueden acomodar, es decir que existe o existirá alguna estructura racional en común que pueda utilizarse como punto de referencia para resolver todos los problemas de diferencia. La postura es reduccionista y presupone la posibilidad de una comparación punto por punto (conmensurabilidad), tema acerca del cual siguen habiendo muchos desacuerdos.


Teoría crítica y constructivismo. Los proponentes de estos dos paradigmas están de acuerdo al afirmar la inconmensurabilidad elemental de los paradigmas (aunque concordarían en que el positivismo y el postpositivismo son conmensurables, y probablemente concordarían en que la teoría crítica y el constructivismo también lo son). Se considera que las creencias básicas de los paradigmas son esencialmente contradictorias. Para los constructivistas, o existe una realidad, o no existe (aunque uno podría querer resolver este problema considerando de forma diferente a la naturaleza física contra la humana) y, por lo tanto, el constructivismo no puede acomodarse de una manera lógica al positivismo / postpositivismo, del mismo modo que, digamos, la idea de que la tierra es plana no puede encajar lógicamente con la idea de que la tierra es redonda. Para los teóricos críticos y los constructivistas la investigación o está libre de valores, o no lo está; nuevamente, un acomodo lógico parece ser ciertamente imposible. El realismo y el relativismo, el estar libre o atado a los valores, no pueden coexistir en ningún sistema metafísico internamente coherente, cuya condición de coherencia se estipula ser esencialmente respondida por cada uno de los paradigmas propuestos. La solución de este dilema necesariamente deberá esperar al surgimiento de un metaparadigma en relación al cual los paradigmas más antiguos y "acomodados" se volverán no menos reales, sino sencillamente irrelevantes.


Fila 10: ¿Cuál de los paradigmas ejerce una hegemonía por encima de los demás? Es decir, ¿cuál tiene una influencia predominante?


Positivismo y postpositivismo. Los proponentes del positivismo obtuvieron la hegemonía durante los últimos siglos, al abandonarse los más antiguos paradigmas aristotélico y teológico. Pero en las últimas décadas el manto de la hegemonía ha caído sobre los hombros de los postpositivistas, los herederos "naturales" de los positivistas. Los postpositivistas (y de hecho muchos positivistas residuales) tienden a controlar las fuentes de información, las fuentes de financiamiento, los mecanismos de promoción y tenencia, los comités de disertación y otras fuentes de poder e influencia. Al menos hasta 1980, eran el grupo "en boga", y siguen representando la voz más fuerte en la toma de decisiones profesionales.


Teoría crítica y constructivismo. Los proponentes de la teoría crítica y el constructivismo aún están en la búsqueda de reconocimiento y de vías de participación. Durante la última década se ha vuelto más y más posible su aceptación, como se puede ver en la reciente inclusión de ensayos relevantes en revistas y reuniones profesionales, el desarrollo que nuevos medios de difusión, la creciente aceptabilidad de disertaciones "cualitativas", la inclusión de guías cualitativas por parte de algunas agencias y programas de financiamiento, etcétera. Pero lo más probable es que la teoría crítica y el constructivismo continúen jugando un papel secundario, aunque importante y cada vez más influyente, en el futuro cercano.

Conclusión

  1. La metáfora de la "guerra de paradigmas" descrita por Gage (1989) es indudablemente exagerada. Al describir las discusiones y altercados del último par de décadas como guerras, le da al asunto un tinte más polémico de lo necesario. Sólo se podrá dar una resolución de las diferencias entre los paradigmas cuando surja un nuevo paradigma que sea más informado y sofisticado que los existentes. Es más probable que eso suceda cuando y si los proponentes de estos diversos puntos de vista se reúnan a discutir sus diferencias, y no la santidad de sus puntos de vista y opiniones. Un diálogo continuo entre los proponentes de todos los paradigmas representará la mejor vía para avanzar hacia una relación de respuesta y congenialidad.

  2. Esperamos haber ilustrado en este capítulo la necesidad de esta discusión al delinear claramente las diferencias que existen actualmente y al demostrar que estas diferencias tienen implicaciones significativas a un nivel práctico. Los problemas de paradigmas son cruciales; sostenemos que ningún investigador debe dedicarse a investigar sin tener claro exactamente cuál es el paradigma que informa y guía su acercamiento.

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