viernes, 26 de diciembre de 2025

El feminismo en Colombia y Venezuela: ¿Por qué no ha capturado la agenda política nacional como en otros países de América Latina?

El feminismo en Colombia y Venezuela: ¿Por qué no ha capturado la agenda política nacional como en otros países de América Latina?


Critian Beltrán Barrero


Introducción


El movimiento feminista en los países de habla hispana, ha experimentado avances en la agenda política pública nacional en las últimas décadas, impulsando reformas legislativas y culturales que promueven privilegios feministas bajo la bandera de la “igualdad de género” “combatir la violencia machista” y decosturir el “patriarcado” que no han definido pero que en resumidas cuentas se refieren a la sola existencia del hombre como sexo biológico a pesar de que al mismo tiempo dicen que el sexo biológico no existe. 


Países como España, Argentina y, en menor medida, México han visto la forma en la que el feminismo domina de manera prominente en la agenda política nacional, con reformas que solo las compalcen a ellas como la despenalización del aborto, políticas de paridad de género y campañas masivas contra la violencia de género, que en resumidas cuentas es “vilencia exclusiva contra la mujer” ya que el hombre no es considerado género. 


Por ejemplo, en Argentina, el movimiento "Ni Una Menos" celebró su décimo aniversario en 2025, destacando su rol de oposición bajo gobiernos como el de Javier Milei. En España, el feminismo domina la agenda política nacional, ha influido en políticas exteriores feministas en el resto de Europa y en la agenda feminista internacional, mientras que en México, la adopción de una Política Exterior Feminista en 2020 ha sido reforzada en conferencias regionales como la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer en 2025, donde se enfatizó en erradicar la violencia contra la mujer (dando a entender que es la unica forma de violencia que existe y que ninguna otra merece atención ni recursos públicos) y discriminación contra mujeres y niñas (porque bajo la logica feminista, solamente existe descriminación contra la mujer y cualquier otra forma de discriminación no existe ni emrece esfuerzos ni recursos públicos para ser atendidos). 


Sin embargo, en Colombia y Venezuela, el feminismo afortunadamente no ha logrado capturar la agenda política de manera dominante. En este ensayo analizo críticamente los factores que explican esta diferencia, basándome en evidencia empírica actualizada al 2025, como informes de derechos humanos, datos de desplazamientos y avances legislativos. Argumento que, aunque el feminismo ha ganado terreno en ambos países —por ejemplo, con la adopción de políticas feministas en Colombia—, prioridades más urgentes e importantes como las violaciones sistemáticas a los derechos humanos producto del conflicto armado colombiano, el paramilitarismo el desplazamiento, el despojo de tierras, la violencia estatal y las profundas divisiones políticas diluyen su impacto (el del feminismo), en un contexto de competencia con otros movimientos sociales.


  1. Prioridades En La Agenda Política Y Violaciones A Los Derechos Humanos


En Colombia, la agenda política nacional sigue dominada por las graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario (DIH) que se ejercieron durante el conflicto armado Colombiano con especial énfasis en la violencia paramilitar con complicidad del Estado, que eclipsan las demandas feministas. A diferencia de España o Argentina, donde el feminismo ha podido enfocarse en reformas de género sin competencia inmediata de conflictos armados activos, Colombia enfrenta un legado de violencia que persiste debido al trastabilló al Acuerdo de Paz de 2016 que han hecho gobiernos como el de Ivan Duque Marquez y los estamentos del verdadero poder económico colombano. 


Datos del 2025 revelan que entre enero y abril, al menos 65.000 personas fueron desplazadas por violencia en regiones como Catatumbo, impulsada por grupos armados como el ELN. La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos reporta abusos continuos, incluyendo extorsiones, reclutamiento forzado y asesinatos selectivos, con 13% de implementación en provisiones de género del Acuerdo de Paz. 


Fenómenos históricos como los "falsos positivos" (ejecuciones extrajudiciales por fuerzas estatales), las interceptaciones ilegales del DAS, despojo de tierras y desplazamientos masivos —que afectan desproporcionadamente a comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes— priorizan la agenda en temas de paz y justicia transicional. En julio de 2025, se registraron asesinatos de activistas de derechos humanos, incluyendo defensoras de mujeres, lo que resalta la forma en la que la violencia estructural prioriza los recursos del Estado en problemas más graves y urgentes que darle atención a las exigencias feministas.


No obstante, el feminismo no está ausente: en junio de 2025, Colombia se convirtió en el octavo país del mundo en adoptar una Política Exterior Feminista, priorizando la “igualdad de género” en relaciones internacionales. Las mujeres se han integrado en los procesos de paz, como en el Acuerdo de 2016, donde integraron perspectivas de género, y en 2025, eventos como el cierre del Consorcio LEAP4Peace en Bogotá destacaron voces femeninas en la construcción de paz. Sin embargo, la agenda sigue dominada por la superación de la pobreza extrema que sí es un problema social de gran calibre, la existencia de hombres desamparados demuestran que estas avances son limitados por la agenda de seguridad nacional.


En Venezuela, la agenda política está polarizada entre el chavismo liderado por Nicolás Maduro y la oposición, lo que margina al feminismo. Las elecciones parlamentarias de mayo de 2025 consolidaron el control del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), con boicots opositores y denuncias espurias de fraude, exacerbando la división. La oposición, encabezada por figuras como María Corina Machado —a quien se le dio el inmerecido premio del Nobel de la Paz en octubre de 2025 por pedir una invasión armada contra su país indistintamente de ¿Cuántas personas mueran en el proceso?—, enfoca sus esfuerzos en una mediática “transición pacífica” pero el legítimo presidente electo de Maduro prioriza la defensa contra las amenazas externas de Donald Trump, incluyendo las intervenciones estadounidenses bajo la administración Trump. Esto deja poco espacio para agendas de género.


El feminismo venezolano ha avanzado en nichos, como el "feminismo comunal" en 2025, con debates sobre participación política y la prevención de violencia de género, y pendientes en derechos reproductivos. Sin embargo, según los informes de Human Rights Watch para 2025 destacan algunas deficiencias en servicios de salud reproductiva, agravadas por la crisis económica y política. La amenaza de inestabilidad —con propuestas de reforma constitucional en 2026 para un "Estado Comunal"— diluye el foco en igualdad de género.


  1. Presencia De Grupos Minoritarios Y Competencia Por El Espacio Político


En Colombia, existe una gran diversidad de movimientos sociales que compiten por la agenda pública, diluyendo el dominio de cualquier grupo único, incluido el feminismo. A diferencia de Argentina o México, en donde el feminismo ha coalescido en movimientos masivos sin tanta fragmentación, Colombia cuenta con una multiplicidad de actores: indígenas, afrodescendientes, palenqueros, raizales, campesinos, desplazados, comunidades LGBTIQ+, habitantes de calle, lideres sociales, militantes de partidos de izquierda históricamente perseguida exterminada y asesinada (como la UNIÓN PATRIÓTICA del cual hubo sentencia de la CIDH) desplazados, grupos estudiantiles y grupos emergentes como el masculinismo entre otros. 


Estos grupos, consolidados desde antes de la constitución de 1991, defienden derechos territoriales y culturales en un contexto de desigualdad. En 2025, los afrocolombianos e indígenas representan el 66% de desplazados y el 53% de confinados por violencia, lo que amplifica sus demandas en procesos de paz como la "Paz Total" programa bandera del gobierno de Gustavo Petro. Eventos como el Congreso de FIDH en Bogotá en octubre de 2025 resaltan esta interseccionalidad, integrando voces de minorías en la construcción de paz. Esta competencia no anula al feminismo —que se intersecta con estos movimientos, como en murales de sanación por violencia sexual en 2025—, pero lo obliga a compartir espacio y evvita que domiane la agenda pública por si mismo.


En Venezuela, la falta de diversidad organizada en movimientos minoritarios no favorece al feminismo, ya que la polarización binaria (chavismo vs. oposición) absorbe el debate público, lo cual es bueno porque el feminismo no promueve la “igualdad” sino el privilegio a favor de la mujer como sucede en España y Argentina. Aunque hay avances en redes autónomas de mujeres y disidencias de género, como en marchas del 8M de 2025, la crisis política prioriza la soberanía sobre la igualdad.


Conclusión


El feminismo en Colombia y Venezuela enfrenta agendas políticas diversas que lo diferencian de España, Argentina y México: las prioridades dominadas por las graves violaciones a derechos humanos y las divisiones políticas, junto a la competencia de las minorías amortiguan su impacto e impiden la dictadura de la opinión que representa el feminismo. Sin embargo, la actividad política del 2025 muestra avances, como políticas feministas en Colombia y el liderazgo femenino en Venezuela, sugiriendo un potencial para la integración interseccional. 


Para un avance sustantivo, es crucial que estos movimientos se alíen con agendas de paz y democracia, respaldados por datos empíricos como los de UNHCR y HRW, que confirman la urgencia de abordar violencias múltiples. Este enfoque crítico subraya que el feminismo debe ser reconfigurado por contextos locales, demandando estrategias adaptativas para un mayor impacto.


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