martes, 11 de noviembre de 2025

Reflexiones Filosóficas En El Entorno De La Teoría General Del Proceso (TGP). El Proceso Garantiza La Imparcialidad De La Justicia

Reflexiones Filosóficas En El Entorno De La Teoría General Del Proceso (TGP).

El Proceso Garantiza La Imparcialidad De La Justicia


Cristian Beltrán Barrero


Introducción


La Teoría General del Proceso (TGP) se erige como un marco lógico y transdisciplinario que busca integrar el Derecho con otras áreas del conocimiento, adoptando una perspectiva holística donde las relaciones entre sus elementos son tan cruciales como los elementos mismos. Más allá de un simple conjunto de normas, la TGP ofrece un ambiente procesal que fomenta la comunicación entre disciplinas, funcionando como un modelo empírico-formalista. Su valor radica en su capacidad para estructurar la legislación y adaptarla a los contextos sociales, culturales y humanos que configuran la realidad jurídica. Sin embargo, sus limitaciones emergen de su naturaleza: al ser un fenómeno jurídico, está profundamente vinculada a los procesos sociales, lo que exige un análisis que trascienda lo meramente legal.


Este ensayo explora cómo la TGP contribuye a garantizar la imparcialidad de la justicia, examinando sus fundamentos filosóficos, sus objetivos y su aplicación práctica. A medida que identificamos las interacciones entre sociedad, procesos y organización jurídica, se revelan tanto las posibilidades de una legislación más justa como las deficiencias que la jurisprudencia debe corregir. La TGP, aunque parcial en su aporte a una Teoría General de Procesos Sociales (TGPS), sienta las bases conceptuales para un enfoque integrador que dialogue con la antropología, la sociología y la ética, reafirmando el proceso como pilar de la justicia.


Fundamentos y Objetivos de la TGP


La TGP se define por su enfoque sistémico: un proceso no es la suma aislada de sus partes, sino una totalidad emergente con propiedades únicas, orientada hacia objetivos específicos (teleología). Esta visión requiere complementar los procesos internos —la interdependencia de sus elementos— con los externos —su relación con el entorno—, estableciendo un flujo dinámico que asegura su continuidad. Sus objetivos son ambiciosos: 


  1. Crear una terminología unificada para describir características y comportamientos procesales. 

  2. Formular leyes y procedimientos aplicables universalmente a los procesos jurídicos. 

  3. Identificar isomorfismos entre disciplinas para facilitar transferencias conceptuales. 

  4. Desarrollar modelos teóricos en campos carentes de ellos. 

  5. Reducir la duplicación de esfuerzos teóricos y empíricos en la administración de justicia. 

  6. Promover la unidad del Derecho mediante principios como la justicia y la dignidad humana.


Estos propósitos reflejan su aspiración de trascender lo jurídico, conectando el proceso con la realidad social y humana de manera estructurada y reflexiva.


Dimensiones Filosóficas de la TGP


La TGP no es solo una herramienta técnica; implica una filosofía de procesos con tres vertientes: ontología, epistemología y ética. 


  1. Ontología de Procesos: Se ocupa de distinguir entre procesos reales (hechos y relaciones de poder) y conceptuales (interpretaciones y abstracciones). El Derecho, como proceso artificial, es una construcción conceptual que depende de otros procesos, como la política y la economía, lo que genera un debate sobre la naturaleza de sus límites. 

  2. Epistemología de Procesos: La TGP se distancia del positivismo jurídico tradicional, que privilegia un enfoque fisicalista y atomista, buscando verdades absolutas en la dogmática. En cambio, adopta una visión perspectivista, reconociendo que el conocimiento jurídico surge de la interacción entre el observador y la realidad, influida por factores interdisciplinarios. No hay hechos jurídicos independientes de su interpretación, una idea que resuena con los principios de la física moderna. 

  3. Ética de Procesos: Explora la relación entre el ser humano y el mundo, rechazando visiones reduccionistas o jerárquicas rígidas. La TGP propone una ética holística, centrada en la dignidad humana y la justicia como fines últimos, más allá de la mera aplicación de normas.


Esta tríada filosófica subraya que el Derecho no monopoliza el conocimiento jurídico, sino que se nutre de un diálogo con otras disciplinas, adaptándose a la complejidad de la experiencia humana.


Clasificación y Dinámica de los Procesos


Aunque renovadora, la TGP no abandona del todo el método cartesiano de separación entre sujeto y objeto. Clasifica los procesos según su causalidad —formales (lógica, matemáticas), empíricos (ciencias naturales) o mixtos (ciencias sociales como el Derecho)— y según su interacción con el entorno: cerrados (rígidos) o abiertos (autorreferenciales, con capacidad de autoorganización). Innovaciones como la autopoiesis o la retroalimentación enriquecen su enfoque, permitiendo que los procesos jurídicos evolucionan en respuesta a la realidad social.


La calidad del proceso judicial se mide por su capacidad de ofrecer atención oportuna, humanizada y eficiente, atendiendo tanto las necesidades de justicia como la satisfacción de usuarios y operadores. Esto exige habilidades como la negociación, la comunicación y la resolución de conflictos, esenciales para garantizar resultados justos.


La TGP y el Estado: Orden y Justicia


Para el Estado, la TGP es una herramienta clave para organizar el sistema jurídico, definiendo roles y responsabilidades que optimicen la administración de justicia. Al unificar tribunales y estandarizar procesos, mejora la productividad, agiliza la legislación y facilita el acceso ciudadano a la justicia. En Colombia, por ejemplo, las cortes regulan no solo lo constitucional y penal, sino también la actividad judicial, promoviendo un control que refuerza la independencia y la eficiencia.


La transparencia de los procesos fortalece la seguridad jurídica, esencial para el progreso estatal y la protección de los derechos humanos. Evaluar su calidad —detectando aciertos y fallos— permite diseñar estrategias que anticipen problemas y maximicen beneficios, consolidando un sistema judicial predecible y confiable.


El Proceso Judicial como Garantía de Imparcialidad


El proceso judicial, como aplicación práctica de la TGP, transforma datos en decisiones justas mediante un método humanista y ético. No solo resuelve conflictos, sino que promueve la justicia como valor social, priorizando la dignidad del individuo. Sus fases —investigación, diagnóstico, tipificación y administración— aseguran una secuencia lógica y objetiva: 


  1. Investigación: Recolecta datos para identificar necesidades de justicia, valorando problemas reales y potenciales sin prejuicios. 

  2. Diagnóstico: Estandariza la interpretación de hechos, clasificando situaciones (reales, de riesgo, de bienestar) para orientar las decisiones. 

  3. Tipificación: Define el tipo de proceso (penal, civil) y diseña estrategias que respondan a las demandas ciudadanas. 

  4. Administración: Ejecuta decisiones con base en legislación, jurisprudencia y doctrina, equilibrando eficiencia y humanidad.


Este método garantiza imparcialidad al protocolizar respuestas, reducir arbitrariedades y centrar al ciudadano como sujeto activo, no como mero receptor pasivo de justicia. La institucionalización de estos procedimientos, apoyada en tecnología y retroalimentación, eleva la calidad de las decisiones judiciales, mientras que la evaluación constante asegura su mejora continua.


Conclusión


La TGP trasciende el ámbito técnico para convertirse en un paradigma filosófico que vincula el Derecho con la justicia social. Al integrar procesos internos y externos, reales y conceptuales, garantiza que la administración de justicia sea imparcial, eficiente y humana. Su enfoque interdisciplinario y su énfasis en la dignidad del individuo la posicionan como un instrumento esencial para los Estados modernos, capaces de responder a las demandas de una sociedad crítica. En última instancia, el proceso no solo organiza la justicia, sino que la dignifica, asegurando que cada decisión refleje un compromiso ético con la verdad y el bienestar colectivo.


Bibliografía Recomendada


  1. Luhmann, Niklas (1983). Legitimación por el procedimiento. México: UNAM, 1997. 

    1. Su teoría de sistemas es fundamental para entender la TGP como un proceso sistémico que garantiza imparcialidad.

  2. Rawls, John (1971). Teoría de la justicia. México: FCE, 2006. 

    1. Su enfoque sobre la justicia como equidad complementa la idea de la TGP como garante de la dignidad humana.

  3. Hart, H.L.A. (1961). El concepto de derecho. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, 2007. 

    1. Clásico del positivismo jurídico que dialoga con tu crítica al atomismo y la búsqueda de un enfoque más integrador en la TGP.

  4. Dworkin, Ronald (1986). Los derechos en serio. Barcelona: Ariel, 2005. 

    1. Su visión interpretativa del derecho apoya la dimensión ética y humana de los procesos judiciales que planteas.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada Destacada

Reflexiones Filosóficas En El Entorno De La Teoría General Del Proceso (TGP). El Proceso Garantiza La Imparcialidad De La Justicia

Reflexiones Filosóficas En El Entorno De La Teoría General Del Proceso (TGP). El Proceso Garantiza La Imparcialidad De La Justicia Cristi...

Entradas Poplares